Documentacion para Padres, Noticias

Acoso Escolar: guía para padres y madres

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA) distribuye una guía de descarga gratuita (AQUÍ) con el título «Acoso Escolar: guía para padres y madres«, insistiendo en que las relaciones y las experiencias que viven los niños y adolescentes en la familia, escuela y el barrio son imprescindibles para un buen desarrollo emocional, social y cognitivo.(1)

Sin embargo, la convivencia y las relaciones humanas implican conflictos y perturban estos ambientes seguros y cálidos. Uno de estos conflictos, que despierta gran alarma social, es la violencia o acoso escolar que se genera entre niños o niñas o adolescentes en los colegios e institutos. El objetivo de esta guía es intentar responder algunas de las preguntas que padres y madres podemos tener acerca del acoso escolar y ofrecer información sobre lo que necesitamos saber y qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos e hijas. Además, también quiere proporcionar información para que desde el Consejo Escolar y las Asociaciones de padres y madres (AMPAs) podamos trabajar con la escuela para asegurar que ésta garantice la convivencia respetuosa a través del diseño y desarrollo de planes de convivencia.

El conocimiento y la sensibilización cada vez mayor de la opinión pública y de los medios de comunicación han propiciado el desarrollo de una labor coordinada más activa que implique a las administraciones públicas, las familias y los docentes. Por ello, se está desarrollando una gran labor en la elaboración de programas de prevención y de resolución de conflictos. No olvidemos que el personal docente y no docente del centro está amparado por una ley que impide que sobre ellos recaiga ningún tipo de abuso o acoso. Pero donde, en cambio, el alumnado depende de que el centro tome una iniciativa y cree unos protocolos que garanticen sus derechos y su integridad. Por eso, es fundamental que las AMPAs incluyan dentro de sus objetivos prioritarios la supervisión y el impulso de planes de convivencia que garanticen que ningún niño o niña pueda sufrir acoso.

No debería existir, en ningún caso, un centro escolar donde no esté aprobado y consolidado un plan de convivencia real llevado diariamente a la práctica. La integridad física y psicológica del alumnado no debería depender de la arbitrariedad del centro ante la puesta en marcha o no de un plan de convivencia.

El acto de acoso o intimidación se caracteriza por ser un comportamiento agresivo, repetitivo, metódico y sistemático, que se produce durante un período de tiempo prolongado. El objetivo del acoso es intimidar, tiranizar, aislar, amenazar, insultar, amedrentar, someter emocional e intelectualmente a la víctima, es decir, controlarla a través del pensamientos y /o la acción y satisfacer su necesidad de controlar, dominar, agredir, y destruir a los demás. El agresor hunde y machaca la personalidad y la autoestima de la víctima. En la mayoría de los casos existe un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima. Este desequilibrio puede ser real o ser una percepción subjetiva por parte de la víctima.

La víctima generalmente sufre en silencio y en soledad, no habla del problema, por miedo a la venganza, por vergüenza, por no saber a dónde o a quién acudir, por ello, es importante que el centro tenga programas y planes de actuación para casos de acoso escolar y, dentro de estos programas o planes, como medida primordial y obligatoria, tenga tutorías en las aulas donde se les explique a los alumnos y alumnas qué es un acoso escolar, cómo se deben plantar ante él, qué recursos de denuncias tienen, qué medidas de protección y, sobre todo, deben aprender conductas y comportamientos positivos y solidarios a través de los cuales compartir en vez de desarrollar el valor de la competitividad. Las agresiones se manifiestan en los lugares donde no hay adultos, como el recreo, comedor, pasillos, baños, entre otros, y se suelen realizar sobre niños o niñas concretos, nunca a un grupo. Sin embargo, el agresor sí puede actuar en solitario o en grupo. Nadie debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.

 

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